¡QUÉ LINDO SER PRESIDENTE!
Nací en un pueblo ignorado,
de altas montañas rodeado
y de poético ambiente;
mas, como era hombre apartado
me creían un demente...
Pero ese tiempo pasó...
y hoy les cuento a mis lectores,
que más tarde tuve yo
sinceros admiradores...
Y tanto sonó mi nombre
en la República entera,
que no quedó un solo hombre
que a verme a mi pueblo fiera;
unos por criticarme
y otros iban a elogiarme
de simpática manera.
Con la fama que me dieron
candidato ellos me hicieron,
pero..., ¡Para Presidente!
Y sin tener contricante
salí tan luego triunfante,
que no creí decente.
Pero, en fin, a lo hecho pecho;
y yo entré con pie derecho
a ser Jefe de Estado.
Y ... ¡Oh! que grandes ovaciones
de taimados, de sacones,
y tanto tipo arrastrado...
¡Qué lindo ser presidente!
¡Cómo se apiña la gente
cuando uno suele pasar!
Le tocan la Granadera
como a la misma bandera,
todos le hacen el saludo
y una banda con escudo
pude en el pecho ostentar.
Lucí condecoraciones;
espadines y espadones;
carros tuve regalados,
de los últimos blindados
y quetzales a millones...
Parientes me aparecieron
-no sé de dónde salieron-;
mas, eran todos mestizos,
enanos y cabezudos;
unos sobrinos desnudos
y hasta unos primos mellizos.
Los Ministros celebraban
mis proyectos con canciones,
y si conmigo se hallaban
sólo eran genuflexiones.
El Congreso en general
estaba siempre a mis pies;
y si no recuerdo mal
se pasaban todo el mes
discutiendo cosas vanas,
tan peregrinas y necias,
cual prohibirle a las iglesias
que tocaran las campanas.
Pero un día..., de repente,
¡Plum...! Me dieron cuartelazo;
y yo comentando el caso
me quede estúpidamente...
¡Qué lindo ser Presidente!
Fabiola Meono Porta Mencos.
Este poema me gusta!!
ResponderEliminarLike para quien lo escribió.
Saludos
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